Las cartas dirigidas a la iglesia de Corinto, abordan diversas temáticas, mayormente tocan aspectos relacionados a cómo ciertas doctrinas y experiencias deben ser tratadas. Y a la iglesia de Corinto, el apóstol Pablo tuvo mucho que decir.
En la segunda carta a los de Corinto, el apóstol Pablo se muestra como "el apologista que pelea por la legitimidad de su propio ministerio apostólico. [...] su objetivo consiste en darle a los rebeldes una oportunidad más de arrepentirse, mostrando así que son de verdad una nueva creación [...] Pablo fortalece a la mayoría arrepentida, mientras que a la vez procura recuperar a la minoría que se resiste."[1]
Los problemas de Pablo en Corinto parecen estar relacionados a:
1. Facciones en la iglesia en donde cada uno dice seguir a un maestro en particular (1ra. de Corintios 1-4)
2. Falsos maestros Judíos entrenados en el Helenismo de Jerusalén (2da. de Corintios 10-13)
Es por éstos últimos, que encontramos al apóstol Pablo presentando defensa de su ministerio como siervo de Cristo, escogido para predicar las buenas nuevas. En la sección 2 Corintios 11:16-33, el apóstol relata los sufrimientos físicos que tuvo que padecer por causa de su ministerio.
Entre los peligros y sufrimientos que menciona, encontramos el peligro de los falsos hermanos. ¿A qué se refería Pablo, cuando habla de falsos hermanos?
Investigando un poco, encontramos que Pablo se refiere a todos aquellos que se opusieron a su ministerio apostólico. Eran personas, que decían seguir a Jesucristo, sin embargo el propósito era oponerse a la obra de Dios. Posiblemente a los que Pablo llama "falsos hermanos" fueron judíos que decían profesar a Cristo como salvador. En Gálatas 2:4, nuevamente Pablo se refiere a los falsos hermanos:
"y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud, a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros."
Charles Hodge en su Comentario de 2 Corintios, dice que cuando Pablo habla de falsos hermanos, "probablemente el apóstol se refería a la traición de los que falsamente decían ser hermanos en Cristo, y que lo que buscaban era entregarlo en manos de sus enemigos"[2]
Con base a lo anterior, podemos darnos cuenta que el apóstol Pablo, no sólo tenía que cuidarse de los que estaban afuera, sino también de los que estaban dentro de las iglesias. Calvino, dice: "por el nombre de Cristo, fue odiado por todos. (Mateo 10:22)." [3]
¿Actualmente existen falsos hermanos dentro de las iglesias locales?
Claro que si. Dentro de las iglesias, existen personas que dicen profesar el cristianismo sin embargo sus vidas se oponen a todo lo que sea para la gloria de Dios y para la expansión del Evangelio.
Estos falsos hermanos interfieren de diversas maneras:
- Opacan en otros el deseo de aprender de las Escrituras
- Ridiculizan el anhelo de otros, de vivir para la gloria de Dios
- Objetan cualquier proyecto de predicación o enseñanza de la Palabra de Dios
- Constantemente llaman a lo malo bueno y a lo bueno malo
¿Qué podemos hacer ante los falsos hermanos? Llamarlos al arrepentimiento, tal como Pablo lo hizo con los de Corinto y no sólo eso, orar por ellos para que quiera Dios ayudarles a conocer verdaderamente a Cristo como Señor y Salvador de sus vidas.
[1] Comentario bíblico con aplicación NVI 2 Corintios, Scott J. Hafemann
[2] Comentarios de 2 Corintios, Charles Hodge
[3] Comentario de 2 Corintios, Juan Calvino