¿Estamos ante un avivamiento global que va a transformar
todas las naciones y traer la riqueza y el éxito a toda la Iglesia?
Siga leyendo las siguientes razones para rechazar la
doctrina del “Movimiento de la Palabra de Fe”
Se requiere "conocimiento revelado '.
Al igual que las herejías gnósticas a través de todas las
edades, el “Movimiento de la palabra de fe” necesita conocimientos especiales
con el fin de ser eficaz. Los líderes se ven a sí mismos como comisionados para
traer nueva revelación espiritual para el cuerpo. En este esquema, no es el
pecado y la desobediencia que nos hacen fallar sino la ignorancia de la
Palabra. Por otra parte, este conocimiento de la revelación se limita a los
pocos que pueden recibirlo; los menos inteligentes se encuentran en desventaja.
Esto es elitismo.
Hacen del Dios Todopoderoso y Creador un débil “ser- de fe" que se encuentra a
merced de sus propias leyes universales.
Aunque los ministros de la palabra de fe hablan de Dios de
una manera personal, ellos lo tratan como una "fuente de energía"
impersonal con "fuerzas" que pueden ser operadas por el uso de las
leyes - leyes que ni siquiera Dios tiene que obedecer a fin de crear y ejecutar
Su universo. Dios, dicen, ha dejado el control del planeta en las manos del
hombre y es impotente para intervenir sin un compañero de pacto. La omnipotencia
y soberanía de Dios están dañadas [oscurecidas] por estas enseñanzas.
Se hace del hombre un dios.
Para entender la posición especial que el movimiento de
palabra de fe da al hombre, necesitamos saber su interpretación de la Creación.
En su enseñanza, el hombre no tiene naturaleza propia sino que tomas su
naturaleza de su "señor". Cuando Dios era su Señor, entonces el
hombre tenía una naturaleza divina - porque él fue creado como dios de la
tierra, dicen - pero después de la caída, el hombre, tomó la naturaleza
pecaminosa del Diablo y se volvió como Satanás. (Todo esto, por supuesto, es
contrario a la Escritura). Así, los creyentes del “movimiento de palabra de fe“
encuentran razonable que un hombre nacido de nuevo ha recuperado su naturaleza
divina. Por lo tanto, tiene derecho a utilizar los atributos de la divinidad,
como los poderes creativos y dominación del medio ambiente, etc.