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Un nuevo año ha iniciado y posiblemente hemos pensado y escrito algunas metas a alcanzar con la ayuda del Señor. Seguramente, hemos considerado dentro de nuestras metas: leer la Biblia en un año, congregarnos, orar mas, etc,. En cuanto a esto, J. C. Ryle escribió en su libro "Cristianismo Práctico", algunas preguntas muy urgentes, que bien podríamos considerar en este inicio de año:

"¿Cómo vamos a pensar que ama a Dios el hombre que lee acerca de él y de su Cristo como por obligación, contento y satisfecho con haber quitado el marcador de donde estaba y haberlo movido tantos capítulos hacia adelante?
¿Cómo puede suponer tal persona que está lista para encontrarse con Cristo, si jamás se toma la molestia de derramar su corazón delante de él en privado como un Amigo, y si se conforma con recitar una retahíla de palabras cada mañana y cada tarde, y llamarle "oración", sin saber lo que está haciendo?
¿Cómo podría ser feliz en el Cielo para siempre si considera que el domingo es un día aburrido, sombrío y pesado, si no sabe lo que son la oración y alabanzas sinceras, y si no le importa si oye verdades o errores desde el púlpito y apenas escucha el sermón?"(pág 22-23)

En las preguntas tan desafiantes realizadas por Ryle, podemos encontrar el corazón del asunto: Nuestro corazón. Podemos realizar muchas cosas para y por Dios, pero nuestro corazón puede estar muy lejos de Él. Tales actividades, son mecanizadas, cronometradas, frías, carentes de amor y pasión. ¿Está todo tu ser involucrado en lo que haces para Dios? ¿Están tus sentimientos, tu voluntad y tu intelecto involucrados en lo que haces para el Señor?

 No caigamos  en el error de "hacer las cosas porque hay que hacerlas", esta actitud obstruye la posibilidad de crecer para la gloria de Dios, en todos los sentidos.

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