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Cuando hablamos de lecturas teológicas con los jóvenes, son muchos los que se asustan o se aburren y nos encontramos con expresiones como:

- Debemos leer la Biblia: Cuando leo esto, siempre respondo, ¿es que acaso un cristiano consideraría no leer y estudiar la Biblia?
- La mucha letra mata: Una excusa ingenua.
- El conocimiento evanece: A lo cual respondo, también la ignorancia.
Ellos consideran que los libros teológicos son para la élite espiritual, los pastores y los profesores. Prefieren mucho más los libros de ficción. Yo también pasé por lo mismo, de hecho mis libros estaban relacionados a ciencia ficción, libros de auto-ayuda, pero pocos libros teológicos porque pensaba que eran aburridos. 

Pero en los últimos 4 años mi pensamiento ha cambiado radicalmente. Ahora me encantan los libros sobre teología, no siempre porque son fáciles o porque satisfacen mi deseo puro de entretenimiento, sino por razones mucho más importantes.

Entonces, ¿cómo ocurrió este cambio? Bueno, no fue rápido. Llegó con el tiempo, a medida que mi pensamiento cambió, se desarrolló y maduró (sigue madurando).

Finalmente comencé a leer libros sobre teología por tres razones, y son estas tres razones las que me hacen creer que todo cristiano debe leer libros sobre teología:

1. Los libros de teología no son para entretenernos sino para educarnos.

Un libro sobre teología no tiene como fin entretener sino enseñarnos más sobre el carácter de Dios.

"La santidad de Dios" por R. C. Sproul no está destinado a ser una lectura para reírnos y pasar un rato muy ameno, sino más bien es un catalizador intelectual que agudiza nuestra mente y nos invita a pasar de la lectura por puro placer a la lectura para ganar conocimiento.

Usted no podrá, no puede, aprender las mismas cosas acerca de Dios en una novela o saga juvenil, no importan los buenos que puedan ser.

2. Los libros de teología nos ayudan a madurar espiritualmente.

Cuanto más leas libros de teología, más maduro llegará a ser en la fe, y más su conocimiento espiritual aumentará.

Comenzando con los libros que te introducen al evangelio, como "¿Qué es el Evangelio?" De Greg Gilbert, te obliga a considerar lo que crees y da forma a tu fe a medida que aumenta. Usted crecerá, y esa es una de las marcas de un verdadero cristiano.


3. Los libros teológicos nos animan.

Los libros de teología nos pueden preparar académicamente y espiritualmente, nos corrigen, reprenden y traen dolor por nuestro pecado, pero también pueden animarnos.

Libros como "Deseando a Dios" de John Piper o "En pos de la santidad" de Jerry Bridges,  nos llenan de alegría al mirar la gloria de Dios y Su carácter, ¡y nos animan en nuestro caminar con Dios!


Estas razones pueden ser suficientes para considerar que la lectura de libros puede ser un no solo un deber sino un deleite. Los libros teológicos no deben asustarnos.

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