Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. (1 Jn 1.5)
El mensaje del apóstol Juan es para que los hermanos en la fe, tengan gozo y conocimiento de la verdad. Luego del saludo y de la introducción, inicia la exposición del mensaje. El inicio de su mensaje, es de edificación pero también una clara apología ante el docetismo (rama del gnosticismo).
¿Que es el gnosticismo?
El Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado, nos brinda una definición: Es un complejo movimiento religioso-filosófico que se manifestó con especial fuerza a mediados del siglo II de nuestra era. Mezcla de conceptos zoroastras, platónicos y judeo-cristianos, constituyó una fuerte amenaza para el cristianismo. Sus primeras manifestaciones fueron ya tratadas y combatidas por los apóstoles Pablo y Juan en varias de sus epístolas y en el Evangelio de Juan.
A pesar de la inmensa variedad de sectas y movimientos gnósticos contrapuestos, con una gran diversidad de doctrinas y enseñanzas, que imposibilitan en un corto artículo un examen particularizado, se pueden exponer los siguientes puntos que sostenía el gnosticismo con una cierta uniformidad:
(1) Pretendían la posesión de un conocimiento especial de la verdad, superior a la fe, reservado a los iniciados.
(2) Una combinación de dualismo persa con platonismo se manifestaba en la doctrina de una esfera espiritual pura y perfecta y de un universo material esencialmente malo y de donde todo lo malo ha surgido. Tanto Dios como el universo material son, en base de este sistema, eternos.
(3) La concepción de que Dios no puede actuar directamente sobre el mundo de la materia, sino que tiene que ser por medio de un demiurgo, o Creador o Artífice subordinado de rango inferior, distinto de la Deidad suprema, y también por medio de emanaciones o eones mediadores extendiéndose de manera gradual entre Dios y el universo material. Estas emanaciones o eones serían innumerables, pasando desde una naturaleza espiritual los más cercanos a Dios a una naturaleza más y más mezclada y material conforme se fueran hallando en esferas más y más cercanas al mundo material.
(4) La negación de la verdadera humanidad de Cristo, una cristología docetista, que consideraba irreal la vida terrena de Cristo, especialmente sus sufrimientos en la cruz.
(5) Negación de la personalidad del Dios supremo, y negación también de la responsabilidad en el hombre.
(6) La enseñanza, por parte de unas sectas gnósticas, de un riguroso ascetismo, prohibiendo el matrimonio y el uso de este mundo material, con el fin de llegar a la comunión con Dios, mientras que otras sectas enseñaban la no influencia mutua entre cuerpo y alma, con lo que el alma podía dedicarse a la contemplación de los más altos misterios, en tanto que el cuerpo podía dar rienda suelta a todos sus apetitos. La salvación la atribuían a Cristo como «lluminador», dador de conocimiento mediante el cual el alma recibiría la salvación. Se negaba la doctrina evangélica de la salvación por los sufrimientos vicarios de Cristo.
(7) Una tendencia a la fusión de doctrinas cristianas son elementos filosóficos, místicos y mágicos de oriente.
(8) Las Escrituras del AT eran atribuidas al demiurgo o Creador inferior del mundo, que era el Dios de los judíos, pero no el Dios Supremo. (Ventura, S. V. Nuevo diccionario biblico ilustrado (pp. 429–430).
Como vemos, el movimiento gnóstico era (y es) muy peligroso ya que combina elementos cristianos con elementos paganos místicos. Los cristianos primitivos tuvieron que lidiar contra esta corriente, que aún hoy en día sigue presente.
El apóstol Juan, inicia su mensaje diciendo Dios es Luz, esto tiene dos sentidos:
a) Toda la vida y el crecimiento materiales dependen de la luz, así toda la vida y crecimiento espirituales dependen de Dios. Como Dios aquí, así Cristo en el 2:8, se llama “la luz verdadera.”
b) Los
falsos maestros gnósticos aseveraban que la luz se refería al conocimiento, pero Juan afirma
que también se trata de la pureza ética.
“Luz” y “oscuridad” eran términos comunes (dualismo ético; el uso de estos vocablos
también aparece en los rollos del Mar Muerto y en el gnosticismo primitivo). Establecen una
relación entre el bien y el mal, y posiblemente, en el dualismo gnóstico entre espíritu vrs.
materia.
De este modo, podemos ver que el apóstol Juan está tocando dos variantes para la iglesia en ese momento: la defensa de la cristología bíblica y la comunión en la sana doctrina. El teólogo Juan Calvino hace un comentario muy pastoral y preciso de esta expresión que nos debe llevar a meditar si en realidad vivimos en la luz:
Pero él llama a Dios “luz”, y dice que está “en la luz”; tales expresiones no sean tomadas demasiado estrictamente. Por qué Satanás es llamado el príncipe de las tinieblas es suficientemente evidente. Cuándo, entonces, Dios por otro lado es llamado al Padre de la luz, y también la luz, comprendemos primero que no hay nada en él que no sea brillante, puro, e inadmisible; y, en segundo lugar, que él hace todas las cosas tan manifiestas por su brillantez, que no soporta nada vicioso o pervertido, ninguna mancha o suciedad, ninguna hipocresía o fraude, que esté oculto. Entonces la suma de lo que se ha dicho es, que no hay unión entre la luz y la oscuridad, hay una separación entre Dios y nosotros cuando andamos en las tinieblas; y que el compañerismo que él menciona, no puede existir salvo que también lleguemos a ser puros y santos.
Dios es luz, y si queremos andar con Él, debemos andar en luz.
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Bibliografía
Biblia, Versión Reina Valera 1960
Jamieson, R., Fausset, A. R., & Brown, D, Comentario exegético y explicativo de la Biblia - tomo 2: El Nuevo Testamento.
Juan Calvino, Comentario a la primera carta de Juan.