“… y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” [Mt. 16:19]"
Se ha dicho de este texto que el creyente puede atar demonios y desatar bendiciones. Esa perspectiva nace en la "segunda ola" del movimiento neopentecostal, en la cual la cartografía espiritual y la guerra espiritual se volvió muy popular.
Sin embargo, si nos detenemos a leer el texto, nos damos cuenta -sorpresivamente- que no está hablando de atar demonios o cosas semejantes. Por el contexto, podemos entender que cuando se habla de "atar y desatar" se refiere a una ilustración de cómo el perdón de Dios se hace efectivo a través de la predicación del evangelio.
"Quienes reciben el evangelio son desatados de sus pecados para poder entrar por la puerta abierta del reino mientras que quienes lo rechazan siguen atados en ellos, lo cual les impedirá entrar a él"[1]
[1]Mateo: Comentario Bíblico con Aplicación, Michael Wilkins