Las Escrituras nos muestran claramente que nuestra salvación es por gracia (Efesios 2:8) y que podemos estar seguros que la salvación efectuada por Jesucristo fue perfecta, completa y suficiente. No necesitamos una obra extra para poder ser salvos.
Muchos están adentrándose al estudio de la salvación como una obra de gracia de Dios, y han descubierto tanta riqueza pero a la vez han encontrado en su camino un sigiloso enemigo, que si bien no los atrapa, puede infectarlos con ideas perjudiciales. El libertinaje, ha sido uno de los asuntos con los que muchos han sido intoxicados. ¿De qué manera? Muchos están viendo al pecado como algo no tan grave.
El argumento de los tales podría presentarse de la siguiente manera:
a) Somos salvos por gracia.
b) La salvación no es por obras.
c) Podemos estar seguros de nuestra salvación.
d) Por lo tanto, lo "malo" que hagamos no afecta nuestra salvación.
Es en el último pensamiento, donde la enseñanza de la gracia de Dios se desvirtúa totalmente. El apostol Pablo escribe lo siguiente:
Ahora bien, ¿deberíamos seguir pecando para que Dios nos muestre más y más su gracia maravillosa? ¡Por supuesto que no! Nosotros hemos muerto al pecado, entonces, ¿cómo es posible que sigamos viviendo en pecado? (Romanos 6:1-2 NTV)
Cuando la gracia de Dios es una excusa para nuestro pecado, entonces hemos perdido el rumbo en nuestra vida cristiana. Erramos gravemente. Miremos lo que nos dice la Escritura:
Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. (Romanos 8:13)
como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios (1 Pedro 2:16)
hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios (Judas 4c)
Vemos que el tema del libertinaje no es ajeno a las Escrituras. Vemos que en la carta de Judas, hay una expresión muy clara: "hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios". La palabra "convierten" (Gr. metatithemi) podría traducirse como pervertir. Y aunque este texto está refiriéndose a falsos maestros puede ser aplicado a aquellos que pervierten la gracia para vivir una vida desagradable a Dios.
Tal perversión de pecar porque somos salvos únicamente puede provenir de hombres impíos. Hombres y mujeres que no han conocido verdaderamente el Evangelio y que si acaso conocen algo, es de forma superficial.