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Martyn Lloyd-Jones expone sobre por qué los grandes avivamientos en la iglesia se derivan de la enseñanza predicada desde el púlpito:

En las Epístolas... el apóstol Pablo recuerda a Timoteo que la Iglesia es "columna y baluarte de la verdad". Ella no es una organización social o institución, no es una sociedad política, no es una sociedad cultural, sino que es "el pilar y el baluarte de la verdad". Pablo al escribir a Timoteo en la Segunda Epístola en el segundo capítulo y el segundo verso lo dice así: "Las cosas que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar a otros. También su última palabra a él, en un sentido es éste:' Predica la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. ". . .
¿No es claro, si hacemos una vista panorámica de la historia de la Iglesia, que los períodos y épocas decadentes de la Iglesia han sido siempre los períodos en que la predicación ha declinado? ¿Qué es lo que siempre anuncia el amanecer de una reforma o de un avivamiento? La renovación de la predicación. No sólo un nuevo interés en la predicación, sino un nuevo tipo de predicación. Un reavivamiento de la verdadera predicación siempre ha anunciado estos grandes movimientos de la historia de la Iglesia.
Y, por supuesto, cuando la Reforma y el Avivamiento vienen siempre han dado lugar a grandes y notables períodos de la mayor predicación que la Iglesia jamás ha conocido. Eso fue cierto en un principio, como se describe en el libro de los Hechos, así también después de la Reforma protestante. Lutero, Calvino, Knox, -todos estos hombres eran grandes predicadores. En el siglo XVII usted ve exactamente lo mismo: los grandes predicadores puritanos y otros. Y en el siglo XVIII, Jonathan Edwards, Whitefield, los Wesley, Rowlands y Harris, todos ellos grandes predicadores.
Fue una época de gran predicación.Así que mi respuesta hasta el momento, mi justificación de mi declaración que la predicación es la tarea primordial de la Iglesia, se basa en la evidencia de las Escrituras, y la evidente confirmación y respaldo de la historia de la Iglesia.
Tomado de: La predicación y los predicadores, Martyn Lloyd Jones

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