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Hoy mientras me dirigía hacia mi trabajo, pensaba en cuán glorioso será aquel día cuando veamos al Cordero, tal cual es. No hay idea que pueda tocar tal belleza. No hay imaginación artística que pueda si quiera dar una pequeña pincelada de tanta hermosura y majestad. Mi alma se llena de gozo, cuando pienso en ese día, porque al fin podremos contemplar a Jesucristo.- Cuanta dicha y cuanto amor.


Pero a la vez pensé, en aquellos que blasfeman, que se rebelan abiertamente ante el Señor, cuanta ira hay para ellos, cuanto sufrimiento...al pensar en eso me siento asombrado ante el poder de la justicia de Dios.


Alabemos al Señor por su amor y por Su justicia
He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. (Apocalipsis 22:12)


Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. (Juan 3:17-18)

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