El devocional personal, podría definirse como ese tiempo previamente establecido, en el cual nos apartamos de toda ocupación, para meditar en la palabra del Señor.
Lamentablemente, muchos han confundido el devocional personal con el estudio bíblico, orientándose así, a hacer un estudio hermenéutico de un determinado capitulo o versículo. Por otro lado, se encuentran aquellos que se limitan a leer un “texto clave”, una breve reflexión, y repetir una oración al final.
¿Cómo hacer un devocional personal?
Entonces ¿cómo hacer un devocional personal? Ciertamente no hay una forma específica, pero si existen directrices generales que nos pudieran orientar:1. Utilizar un plan de lectura de la Biblia: Existen diversidad de planes de lectura, cronológicos, por personaje, por doctrina, sistemático, etc.
2. Tener un tiempo de meditación sobre lo leído: Haz preguntas, ¿qué? ¿cómo? ¿cuándo? ¿dónde? ¿por qué?, etc
3. Hablar con Dios al respecto de lo que has leído
Nota: Si bien estas directrices, no son un modelo establecido al estilo “medo y persa” (es decir inquebrantables o únicas), podría ser útil a aquellos que quieren iniciar a hacer devocionales. Lo importante es llevar una lectura sistemática de la Biblia, tener un tiempo para meditar y hablar con Dios.
Las distracciones.
A nuestro alrededor hay muchas distracciones, sonidos, personas, imágenes, etc. que hacen que nuestra mente se desenfoque. Al respecto, el escritor Thomas Watson nos enseña que cuando un cristiano va hacia su tiempo devocional, “debe dejar atrás todo asunto secular, tal como Abraham dejó a su siervo y el asno a la orilla del monte” (Gen 22:5). Es decir, que en ese momento, nuestra única ocupación debe ser meditar en la grandeza del Señor, asombrarnos en las riquezas que Dios nos da por medio de Su palabra. ¡Cuánta ganancia obtendríamos, si pudiéramos concentrarnos en nuestros tiempos de devoción!
Apaga el celular, vete a un lugar tranquilo, donde no haya distracciones como computadoras, televisores o aparatos similares. Ese debe ser tu tiempo con el Señor.
Muchas veces deseamos pasar tiempo con nuestros seres queridos, y nos resulta molesto ser interrumpidos cuando disfrutamos de su compañía ¿cuánto más no debemos anhelar estar a solas con Dios, hablándole a Él y meditando en su palabra?