Cuántas ofertas bonitas y pecaminosas nos hace el mundo. Peca y haz lo que quiera. Vive y deja vivir.
Dulzura mortal.
Para el hombre, el pecado es algo que parece agradable.
Si lo piensas detenidamente, la mayoría de cosas que son pecaminosas, no parecen ser tan horribles y feas, de hecho, muchas de ellas parecen ser atractivas, agradables, y hasta en algunos casos parecen ser nobles. Los sentidos espirituales, totalmente trastocados por la Caída, hacen que el hombre perciba el pecado de esa forma.Sin embargo, la historia nos enseña que todo aquel pecado que en su momento pareció ser agradable produjo dolor, tristeza y muerte.
- Un momento de placer con una persona, que no es tu cónyuge.
- Tomar algo que no te pertenece, ya sea por la fuerza o haciendo uso del engaño.
- Hablar falso testimonio, etc
Éstas y muchas cosas que aparentemente llenan de satisfación, han llevado al hombre al declive.
El pecado parece inofensivo. El mundo está empeñado en presentarlo así, pero tras toda esa campaña de "haz lo que quieras", existen consecuencias terribles.
El Cristiano y el Pecado
Para el cristiano, el pecado debe resultar repulsivo, odioso y abominable. De hecho, las Escrituras nos demandan a hacer morir los deseos de la carne y vivir en santidad. Y aunque diariamente luchamos contra el pecado, estamos seguros de que Cristo lo venció en la cruz, y que por Él podemos ser salvos del dominio del pecado.
El pecado parece agradable pero su fin es la muerte.