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 "Estás cadenas, me han acompañado desde que nací, mis ojos nunca han visto la luz, de hecho, no se que es la luz. Lo único que conozco es la oscuridad, la cuál continuamente me recuerda que soy un esclavo y sin esperanza"

Este es el primero de seis post sobre las doctrinas de la gracia. Las cuáles nos ayudan a comprender mucho mejor el plan de redención, determinado por Dios y para Su gloria. La primera doctrina a considerar es la Depravación Total o también llamada Inhabilidad Total.

Las palabras al inicio, podrían ser la descripción o pensamiento de cualquier ser humano. Es un cuadro desalentador y lleno de aflicción.
La Biblia, nos enseña claramente que todo hombre ha nacido bajo el pecado, a causa de la desobediencia de  Adán y Eva, ya que cuando ellos cayeron, nosotros caímos. Cuando ellos comieron del fruto prohibido, nosotros estábamos comiendo también. Cuando ellos fueron condenados, nosotros lo fuimos también.

Totalmente pecadores

Las Escrituras nos enseñan que el hombre nace "sin esperanza y sin Dios" (Ef. 2:12), de hecho que no había ninguno que buscara a Dios. Todos nos habíamos desviado, nuestra voluntad se encaminaba únicamente al pecado (Cf. Rom. 3:9-18). El hombre luego de la Caída, se encuentra bajo la maldición del pecado, de tal modo que lo único que desea es satisfacer sus deseos perversos y pecaminosos.
No quiere saber de Dios y de todo lo relacionado a Él.

No hay nada bueno en mi.


Visto del modo como las Escrituras nos enseñan, en mi no existía algo digno de ser salvado. Es más, yo estaba muerto en miseria y pecado, y lo peor de todo es que disfrutaba de ello (Ver Ef. 2:1-3). Todo lo que hacía era solamente pecar.

Sin Cristo, aún lo bueno es pecado

La mayoría de personas piensa que el hombre es bueno y que hace cosas buenas. Dignas de loor y admiración. Sin embargo todas las obras, fuera de Cristo, son desagradables a Dios.
Algunos hasta han llegado a pensar que por sus buenas obras pueden obtener la salvación. Grave error.

No hay duda que las buenas obras benefician a muchos, sin embargo debemos tener en cuenta que todo está desvirtuado por el pecado, y es más, que tales obras no podrán salvarme de la ira venidera.

Cristo, fuente de vida eterna


El escritor Loraine Boettner escribe: "El hombre caído desea ser el dueño de su destino y el capitán de su alma". 

Algo muy cierto, y lamentablemente, todo lo que el hombre desea es pecar. Pero, ¿habrá esperanza para el hombre? Las Escrituras nos responden:

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Rom. 5:8)

De eso, hablaremos en el siguiente post. 

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