"El dinero en si no es bueno ni malo, es moralmente neutral. Sin embargo, el dinero es una medida exacta de la moralidad de una persona" - John MacArthur
El uso del dinero y la actitud respecto al mismo, es un test que nos ayuda a ver con claridad la condición de nuestro corazón y de los que nos rodean.
Entre más pecaminoso es nuestro corazón, más orgullo, soberbia y malicia tendremos respecto al dinero. Pero ¿aquellos que han nacido de nuevo cual es o debería ser su actitud respecto al dinero? y ¿de qué manera el dinero influye en la koinonia?
Nuestra actitud hacia el dinero
Ciertamente todo creyente en Jesucristo, se relaciona de alguna forma con el dinero. La Biblia nos da directrices de como debe ser nuestra actitud hacia él. He aquí algunas de esas directrices:
Reconocer que todo proviene de Dios.
"Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos." (Hageo 2:8)
"Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; La tierra está llena de tus beneficios." (Salmos 104:24)
El dinero ha sido previsto por Dios como un medio amoral para el sostenimiento del hombre. Veamos:
Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas (Deut. 8:18a)
Él nos ha dado los materiales y capacidades para generar riquezas y utilizarlas para nuestras necesidades.
El dinero no debe ocupar el primer lugar de nuestro corazón
Si solamente pensamos en el dinero y las riquezas, las veinticuatro horas del día, hemos hecho del dinero un ídolo. Bien dijo el teólogo Juan Calvino: "Esta es la fuente de la idolatría, a saber: que los hombres no creen en absoluto que Dios está cerca de ellos sino siente su presencia física".
Cuando nuestro amor, mente, y fuerzas se enfocan únicamente en el dinero, tenemos un nuevo dios. Un dios falso. Un ídolo que nos ofrece seguridad, fama, reconocimiento y alegría. Este es nuestro dios al cuál podemos sentir físicamente.
El cristiano debe tener cuidado con esto, si bien Dios ha provisto el dinero para nosotros, no debemos llegar a la idolatría. Recordemos que el gran mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas y con todo nuestro ser. (Mat. 22:37)
Debemos trabajar en algo legal y que honre a Dios (no podemos imaginar un cristiano trabajando de médico pro-aborto, etc) a menos que nuestra condición física no lo permita por razones delicadas. La pereza es un vicio que Dios no recompensará. Debemos estar ocupados, debemos trabajar.
Pablo dice lo siguiente: "El que no quiera trabajar, que tampoco coma" (notemos, la palabra querer', refiriéndose a intención, deseo). En un tiempo en el cuál abunda el desempleo - y vaya que lo conozco por experiencia propia- los cristianos debemos confiar en que Dios nos proveerá el trabajo necesario para suplir nuestras necesidades. Pidamos a Él su provisión.
El dinero y la koinonia
Koinonia es un término griego utilizado en el Nuevo Testamento para referirse a la comunión. Específicamente, a la comunión entre los creyentes. El dinero como hemos visto solamente es un medio provisto por Dios, nuestra actitud y su uso serán en función a nuestro apego a la revelación de Dios, es decir las Escrituras.
Dejando el aspecto individual, veamos el aspecto colectivo. ¿Afecta una errónea perspectiva del dinero a la comunión entre los creyentes? Absolutamente. Podemos ver algunos ejemplos:
- Cuando se menosprecia a los que poseen menos dinero.
- Cuando se exalta y se da más privilegios a quién posee mas dinero.
- Cuando no apoyamos al que posee menos.
- Cuando juzgamos injustamente al que posee mucho.
Estos ejemplos son muy reales en las congregaciones, y todo esto proviene de una equivocada perspectiva. Lamentablemente el daño es aún más doloroso, cuando son los líderes que promueven dichas actitudes.
¿De qué formas afecta una perspectiva errónea del dinero a la comunión entre los hermanos?
Vuelve la comunión, muy superficial, inestable e infructífera espiritualmente. Se ha perdido la centralidad de la comunión, a saber: edificarse los unos a los otros. Ahora se trata de alagar y de dar privilegios al que tiene mucho, para ver que puedo conseguir de él. Se trata de ver sobre el hombro al pobre. De maquinar ideas oscuras, de cómo tal hermano pudo obtener cierto bien o riqueza.
¿Qué podemos hacer? Volver a las Escrituras, y ver el modelo apostólico. La iglesia primitiva tiene que decirnos mucho acerca de la actitud y el uso del dinero. Aunque considero que Hechos 2, no está hablando de comunismo o socialismo, podemos ver la comunión que existía entre los hermanos. En la cuál, quiénes tenían más, daban a los que tenían menos. El dinero era un medio, el eje central del asunto: Que Jesucristo sea glorificado.