¿Estás dispuesto a perder tu status social por el Evangelio? ¿Estás consciente de que entre más anheles y procures vivir para la gloria de Dios, más señalamientos recibirás? Cuanto más desees de Dios, más intensa será la lucha interna y la lucha externa.
La verdad del glorioso Evangelio, demanda todo de nosotros. Dios no solamente demanda una parte de nuestros afectos, sino nuestro corazón completo. Y cumplir esta demanda, nos coloca en el ojo del huracán, nuestro remanente de pecado se resiste a ceder, a someterse a la voluntad de Dios, sin embargo por el poder de la Palabra y el Espíritu es mortificado.
Por otro lado y fuera de nosotros, estarán los inconversos quienes se burlarán de nuestro deseo de buscar al Señor, tal como aquellos que se burlaban de Cristiano cuando salía de la Ciudad de Destrucción, en la ya conocida obra de John Bunyan.
Así mismo habrán falsos hermanos quienes señalaran nuestro deseo, como legalismo, como religiosidad, como hipocresía. Los adjetivos serán surtidos, pero la idea centra es: te tomas demasiado en serio ser cristiano.
Mi experiencia personal, me ha demostrado que estos hechos que cité son una realidad. Hablar del Evangelio en el blog, en las redes sociales o en mis conversaciones, ha sido causa de que algunos tachen el contenido de mis conversaciones o de mis post, como exageraciones poco espirituales.
Si nuestra intención es seguir a Jesucristo, tendremos sobre nosotros y en nosotros muchas luchas. Vamos contracorriente, no vamos con ella.
El mundo y la falsa religión nos invita a unirnos a su mortal travesía. "Vamos" dicen "después de todo no necesitas ser tan exigente contigo mismo. Dios es amor y Él te entenderá y te perdonará."
Cuanta malicia infernal se esconde tras esas invitaciones. Es un eco de aquella invitación en el Éden: "seréis como dioses".
El Señor demanda todo de nosotros. Seguirlo, es dejar atrás todo por amor a Él.