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Estos últimos días he estudiado un poco más la doctrina del pecado, y en dicho estudio me encontré con Pelagio y su idea terrible y revolucionaria relacionada al pecado original.

¿Quién era Pelagio?


Pelagio era "un monje quién vivió entre los siglos IV- V D.C. Estudió teología y hablaba griego y latín con fluidez. Su vida estuvo marcada por la oposición a la doctrina del pecado original" [1]

Pelagio y el pecado original.

Según Pelagio, Adán poseía una condición de neutralidad moral. No era bueno ni era malo, pero eligió el camino del mal, y por esto se hizo pecaminoso. Pelagio argumentaba que "la pecaminosidad de Adán no fue transmitida a sus descendientes. La enseñanza de la transmisión del pecado es un error Maniqueista [...] Sería contrario a la justicia de Dios, ser culpados por los pecados de otros" -y añade- "el pecado es propagado no por generación sino por imitación. El hombre, es totalmente libre y  puede por sí mismo conocer y hacer el bien" [2]

Es evidente que en la perspectiva de Pelagio no había lugar para la doctrina de la gracia y la soberanía de Dios. De hecho, no hay lugar para la redención, ya que -según él- el libre albedrío del hombre es suficiente para una vida de bien, ayudado por la ley de Dios y el ejemplo de Cristo.

Pelagio confrontado por las Escrituras

Hemos visto brevemente la posición de Pelagio. Pero ¿qué dicen las Escrituras?

a) El pecado de Adán es nuestro pecado

Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. (Romanos 5:12)
Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación (Hechos 17:26)
Aunque nosotros no existíamos cuando Adán pecó, el pecado siempre nos alcanzó

He aquí, en maldad he sido formado,y en pecado me concibió mi madre. (Salmos 51:5)

Como descendientes de Adán y Eva, pecamos cuando ellos pecaron. Eso nos lleva al segundo asunto.

b) Todos hemos pecado

El pecado no está limitado a unos cuantos individuos o a la mayoría de personas. El pecado es universal. Todas las personas (con la excepción de Jesucristo) son pecadores y todas personas pecan.

"El apóstol Pablo argumenta en Romanos 1:18-3:20 que todas las personas (judíos y gentiles) son pecadores y culpables delante de Dios. En su declaración más definitiva, Pablo  utiliza una cadena de citas del A.T. para establecer inequívocamente que todos son pecadores (Sal. 5:9; 10:7; 14:1-3; 36:1; 53:1-4; 140:3; Isa. 59:7-8)
El apóstol Juan igualmente dice que "Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros" (1 Juan 1:10)" [3]

Con base a lo que las Escrituras nos enseñan, podemos concluir que el pelagianismo no explica satisfactoriamente la universalidad del pecado  y la condición del hombre. De hecho, se aleja en demasía de las Escrituras.

Sin embargo, a pesar de lo evidente del error de la doctrina de Pelagio, en muchos círculos evangélicos se habla de que el hombre es totalmente capaz de hacer el bien agradable a Dios por sí mismo, auxiliándose de buenos ejemplos morales o espirituales. 

Pelagio sigue vivo, por medio de su error.

[1] Tomado y adaptado de Wikipedia
[2] Reformed Dogmatics, Herman Bavinck. Citando a B. B. Warfield, Two Studies in the History of Doctrine: Augustine and the Pelagian Controversy.
[3] A theology for the Church, Daniel L. Akin



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