En el aclamado libro "Yo Declaro: 31 Promesas Para Proclamar Sobre Su Vida", el autor Joel Osteen brinda a los lectores un conjunto de versículos bíblicos sacados de su contexto para enseñarles a que pueden declarar (profetizar, o llamar las cosas que no son como si fuesen) y obtener múltiples beneficios. Les recomiendo leer una buena reseña sobre ese libro haciendo clic aquí.
En este post, comparto 3 declaraciones poderosas en las cuales si deberíamos reflexionar diariamente:
1. El hombre está muerto en su pecado.
Como está escrito:No hay justo, ni aun uno;No hay quien entienda,No hay quien busque a Dios.Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. (Rom. 3:10-12)
por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios (Rom. 3:23)
2. La salvación de nuestra condición pecaminosa es una obra de gracia según la soberana voluntad de Dios.
según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, (Efesios 1:4-5)
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. (Efesios 2:8)
3. La salvación de nuestro pecado fue efectuada en Cristo. Su nacimiento, vida, muerte, resurrección y ascensión fueron siempre parte del decreto eterno de Dios.
Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, muerto en la carne pero vivificado en el espíritu (1 Pedro 3:18)
Porque convenía que tuviéramos tal sumo sacerdote: santo, inocente, inmaculado, apartado de los pecadores y exaltado más allá de los cielos, que no necesita, como aquellos sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios diariamente, primero por sus propios pecados y después por los pecados del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, cuando se ofreció a sí mismo (Hebreos 7:26-27)
Estas declaraciones no nos llevan a tener la casa de nuestros sueños ni tampoco evoca a fuerzas angélicas. Nada de eso.
Estas declaraciones sustentadas en las Escrituras, nos recuerdan que nosotros no eramos dignos de la gracia de Dios, pero que a Él así le plació hacerlo.
Hoy en día, el evangelio de la prosperidad dibuja al hombre, como alguien digno, merecedor, calificado para la gracia de Dios. De modo que la gracia ya no es gracia, sino simplemente un "plus" que el hombre necesita en su vida.
Es tiempo de mirar los Evangelios, las cartas paulinas, en fin veamos todas las Escrituras para darnos cuenta de que estábamos muertos totalmente. Que eramos podredumbre pero Dios que es en rico en misericordia nos ha salvado de las tinieblas a Su luz admirable.
Recordemos esto cada día: Cuan pecadores eramos, pero cuan grande es Dios y cuan hermosa Su gracia.