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Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados; y toda la ciudad se agolpó a la puerta. Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían. (Marcos 1:32-34)

Leer esta porción del evangelio de Marcos puede llenar de emoción al lector, debido a que vemos a Jesús como libertador y proclamador del reino de Dios. 

Aquel sábado luego del incidente en el templo, la gente había quedado asombrada de tal modo que esa misma noche, fueron en busca de Jesús. Es interesante notar que Marcos escribe “cuando llego la noche”, dicha especificación es importante porque la celebración del Sabbat termina por la noche. Llevar cargas o sanar, eran consideradas violaciones a la ley. “Habiendo escuchado y visto lo que ocurrió con el hombre del espíritu inmundo (Mar. 1:21-28), las personas esperaron hasta el final del Sabbat para llevar los enfermos y endemoniados a Jesús. Por otro lado, Jesús había sanado la suegra de Pedro durante el Sabbat, demostrando la prioridad de la necesidad humana sobre la observación del Sabbat.”[1] 

El asunto del Sabbat, sería tratado más adelante por Jesús y sería uno de los temas más controversiales. Por ahora, es interesante notar que Jesús iba al fondo de la ley, esto es el amor a Dios y al prójimo. Los fariseos y otros grupos judíos, habían tomado la Ley con rigor de tal modo que era una carga que ni ellos mismos podían llevar. Las personas no sólo vivían oprimidas por el pecado o la enfermedad sino también por un rigorismo fuera de lugar. 

De manera similar ocurre ahora en día, algunos líderes cristianos han puesto cargas sobre muchas congregaciones para cumplir las visiones de unos pocos. En las llamadas “mega-iglesias”, hay muchos enfermos, enajenados, con diversos problemas pero para algunos líderes estas personas solo representan números, estadísticas, ingresos, etc. 

Jesús nos enseña que Él ama a los oprimidos, y no solo oprimidos, sino los que están muertos en sus pecados. Los impíos. Los pecadores. 

Volviendo al relato marcano, se nos dice que “toda la ciudad se agolpó a la puerta”. Esta expresión es una hipérbole, figura literaria que Marcos utiliza con frecuencia en su evangelio. En este caso, Marcos utiliza la hipérbole para mostrarnos el impacto del ministerio de Jesús. 

Los oprimidos habían encontrado esperanza en Jesús. El reino de Dios se había acercado. ¿Qué ocurrirá? 





[1] Mark, R. Alan Culpepper

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