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Generalmente cuando se habla de vivir en santidad, muchos piensan que se trata de seguir reglamentos que consisten en demandas muy rigurosas y alejadas de nuestras capacidades. Otros imaginan que vivir en santidad se trata de retirarse a una montaña y no tener contacto con ninguna persona porque nos pueden contaminar. Todas estas ideas son totalmente erradas. Entonces ¿qué es vivir en santidad?

Antes de responder a esa pregunta, es necesario considerar dos ideas fundamentales:

1) Los cristianos somos santos en Cristo, el apóstol Pablo afirma lo siguiente:

"...mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios." (1 Cor. 6:11)

De modo que, el apóstol Pablo al escribir a las iglesias, se refiere a ellos como santos. El apóstol, está viendo no la condición de sus lectores sino la posición que tienen en Cristo.

2) Somos santos en Cristo, pero somos llamados a vivir en santidad.
La evidencia bíblica es amplia respecto a este asunto, en el Nuevo Testamento encontramos referencias claras:
¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
(Santiago 4:4)
Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. 
(2 Tim. 2:19-20)
sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
(1 Pedro 1:15-16)
Considerando los dos aspectos anteriores ¿cómo vivir en santidad?

No existe una guía de "como-ser-santo-en-24-horas". Vivir en santidad es una experiencia diaria y continua, a la cual estamos llamados no por un pastor o un líder, sino por Dios mismo. Él es el que nos llama a vivir apartados del pecado y del mundo. 

Para algunos esto suena anticuado y religioso, sin embargo es lo que la Biblia nos enseña. Puesto que no hay un reglamento de cómo vivir en santidad, hay algunos principios que debemos considerar:

1. Usar los medios de gracia para santificarnos: Leer la Biblia, orar en privado o en público, congregarnos, participar de la Cena del Señor y santificar el día del Señor, son medios de gracia que nos ayudan en nuestro proceso de santificación progresiva. Considero que no hay mejores medios que estos, puesto que llevan nuestros corazones hacia Dios. 

"Nuestra condición espiritual dependerá en gran medida de la manera en que usamos estos medios. Fíjese que digo; la manera en que los usamos, porque no recibimos ningún beneficio automático de sólo cumplirlos. Entonces tengo que preguntarle; ¿Se deleita usted en la lectura de la Palabra de Dios? ¿Derrama usted su corazón a Dios en la oración? ¿Se deleita usted en el día del Señor al dedicarlo a la adoración, la oración y el compañerismo cristiano?" [1]

2. Procurar apartarse de situaciones que comprometan nuestro estado espiritual.
Si bien es cierto que vivimos en una sociedad en la cual impera el pecado en diferentes formas, con la ayuda de Dios debemos huir de situaciones que pongan en riesgo nuestro estado natural. No estamos hablando aquí de perder la salvación sino de perder nuestra comunión con el Señor (vea el Salmo 51). Tal como José huyó de la esposa de Potifar, nosotros también debemos huir de todo aquello que quiera entorpecer nuestra comunión diaria con el Señor. 

3. Confiar en el sacrificio perfecto de Jesucristo.
Nuestros esfuerzos pueden ser fallidos, nuestras intenciones en algún momento pueden ser tocadas por la malicia y por lo tanto pecamos delante de Dios. Sin embargo, nuestro consuelo es que en Cristo Jesús somos santos. Al presentarnos delante del Padre en el nombre de Jesús y pedir perdón somos totalmente restaurados (1 Juan 1:8-9). Es la obra de Cristo en la cruz nuestro descanso y nuestra motivación para vivir santamente.

Somos llamados a vivir en santidad, el estándar de Dios no ha sido disminuido u olvidado. Este es nuestro llamado: ser santos. 

La santidad real hará que el hombre cumpla sus deberes en su hogar y en su trabajo, y afectará su forma de vivir en su vida cotidiana y su manera de enfrentar sus problemas. La santidad le hará humilde, bondadoso, dadivoso, considerado con los demás, amable y perdonador. No le conducirá a descuidar los deberes ordinarios de la vida, sino que le capacitará para vivir la vida cristiana, donde quiera que Dios le haya llamado. [2]




[1]Ryle, J. C. (2002). Caminando con Dios: Un tratado sobre las implicaciones prácticas del cristianismo. (O. I. Negrete & T. R. Montgomery, Trads.) (pp. 6–7). Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia.

[2] Ibid


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