Veamos algunas características de lo que está sucediendo en muchas congregaciones y vidas. No es con el fin de señalar, sino de reflexionar en la condición en la que muchas personas están y la necesidad de huir de las falsas doctrinas y del evangelio diluido.
Un "cristianismo" desnutrido.
Un "cristianismo" desnutrido.
El termino cristianismo y su significado en sí mismo,
es muy distante o en el peor de los casos, es ajeno a lo que hoy se vive en
muchas denominaciones en las cuales el hombre ha suplantado el lugar de Cristo.
Como diría John McArthur en uno de sus mensajes: “Los mensajes predicados desde
muchos púlpitos vienen a ser como sopas instantáneas”.
Son mensajes que no nutren el alma, carecen parcial o
totalmente de doctrina. A tal grado que ya no es “leche espiritual” la que es
impartida, sino comida chatarra. Cuan lejos están muchas personas de saborear
el “alimento sólido” (Heb. 5:14) que Dios tiene preparado en Su palabra.
Y que no decir de las alabanzas y adoración a la cual
se motiva hoy en día, donde ya no es Dios a quien se glorifica sino a la
necesidad o a las bendiciones.
La actual “adoración” una expresión de la carne, en
términos del A. T. es un fuego extraño ante Dios.
“Este pueblo me honra con los labios, pero su
corazón está lejos de mí” (Mateo 15:8).
A todo ello le añadimos el grave error, y me
refiero a que cada quien puede interpretar la Biblia como bien le parece.
Distorsionando así la palabra de Dios (dicho aspecto se ampliará en otro
apartado)
Un “cristianismo” amigo del mundo.
Tristemente los valores mundanos e impíos se
infiltran de manera silenciosa en muchas denominaciones cristianas evangélicas.
Lo cual da lugar a que los fundamentos
apostólicos (por apostólico, me refiero a la enseñanza dada por parte de los
apóstoles de Cristo, inspirados por el Espíritu de Dios) sean golpeados, saboteados y en ultima
instancia derrumbados.
Dichos valores mundanos, han venido a suplantar
la guíanza y dependencia de Dios por “métodos y estrategias”, haciendo así de
la iglesia una empresa donde las almas son vistas como simples números.
Es un cristianismo que ya no produce incomodidad
al mundo, sino al contrario busca agradarlo, ofreciendo un evangelio “cool”, el
cual puede ajustarse a todo estilo. Los que viven u ofrecen tal cristianismo
han olvidado las palabras del mismo Jesús:
“Si el mundo los aborrece, tengan presente que antes que a ustedes, me aborreció a mí.
Si fueran del mundo, el mundo los querría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece.” (Juan 15:18-19)
Haciendo omisión también a esta advertencia:
“Oh gente adúltera! ¿No
saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser
amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios. “ (Santiago 4:4)
Lo anterior no es un
llamado a ser bélico o chocante contra la humanidad sino a no tener tolerancia
con el mundo y sus deseos porque eso “no proviene del Padre” (1 Juan 2:15)