"Pablo y Timoteo" ( Filipenses 1:1)
Las cartas de Pablo siguen la costumbre antigua de comenzar con los nombres del remitente y del destinatario, más un saludo, y seguir con un párrafo de acción de gracias.
En la carta a los Filipenses, encontramos el nombre de dos remitentes. Veamos a continuación el primer remitente:
Pablo
Pablo de Tarso, originalmente Saulo Pablo o Saulo de Tarso, también llamado San Pablo o San Pablo de Tarso, nacido entre los años 5 y 10 d. C., en Tarso de Cilicia(actual Turquía centro-meridional) y muerto probablemente entre los años 58 y 67 enRoma, es conocido como el Apóstol de los gentiles, el Apóstol de las naciones, o simplemente el Apóstol, y constituye una de las personalidades señeras del judaísmo del siglo I d.C. y del cristianismo primitivo.
Su instrucción final la recibió en Jerusalén, en la famosa academia rabínica del renombrado maestro Gamaliel (Hch. 22:3) que era considerado un gran conocedor de la Ley a pesar de pertenecer a la fracción farisea. Era un librepensador (Hch. 5:34) y admirador de la sabiduría griega.
Aquí mismo, según la costumbre hebrea, el joven Saulo aprendió a construir carpas, lo que le ayudó más adelante, a ganarse el sustento con su propio trabajo (Hch. 18:3; 2 Cor. 11:8; 2 Tes. 3:8). Aparentemente, el joven Saulo se preparaba para ser rabino, ya que inmediatamente después de terminar su educación, se mostró celoso de las tradiciones fariseas y perseguidor de la fe cristiana. Posiblemente por la designación del Sanedrín, él fue testigo de la muerte del primer mártir Esteban (Hch. 7:57 -8:1) y luego recibió el poder oficial para perseguir a los cristianos hasta fuera de los límites de la Palestina y Damasco (Hch. 9:1-2).
Se convirtió al cristianismo tras experimentar una visión de Cristo durante un viaje de Jerusalén a Damasco (Hch 9:1—19; 22:5—16; 26:12—18), que implica obviamente un cambio de una a otra religión. Para él, esta revelación de Jesucristo suponía la señal del fin de todos los credos y, por tanto, de todas las diferencias religiosas (ver Ga. 3:28). En cambio habla con reiterativa insistencia de que Dios "lo llamó" al cristianismo y a la evangelización de los gentiles. Aunque reconoció la legitimidad de su misión entre los judíos, como la llevada a cabo por Pedro, estaba convencido de que el cristianismo era una llamada que Dios hacía a todas las personas al margen de los requerimientos de la Ley judía.
Según el conocido relato contenido en los Hechos de los Apóstoles, Pablo llevó a cabo tres viajes misioneros definidos de forma clara. Sus cartas revelan que su itinerario misionero se guió por tres preocupaciones principales:
(1) su vocación por evangelizar territorios aún no hollados por otros evangelistas cristianos, de ahí sus planes para dirigirse por el oeste hasta España (Ro 1:14 y 15:24—28)(2) su interés por volver a visitar sus propias congregaciones cuando surgieron problemas, como, por ejemplo, sus diversas visitas a Corinto, y
(3) su inquebrantable determinación por entregar él mismo en la Iglesia judeocristiana de Jerusalén el dinero recolectado en sus iglesias gentiles. Aunque los eruditos no captan de forma convincente los motivos de Pablo en este empeño, lo cierto es que abrigaba el propósito de unificar las iglesias de su misión gentil con las de los judíos cristianos de Palestina.
Por los Hechos de los Apóstoles sabemos que fue preso en Jerusalén tras los disturbios provocados por sus antagonistas judíos, y que fue conducido a Roma. En el mismo texto se refiere también a la posibilidad de su muerte (ver Hch.20:24; 20:38). Lo más probable es que fuese ejecutado en Roma en el año 62.