A menudo vemos personas que hacen obras de solidaridad y de mucho bien para la sociedad. Y el mundo suele pensar que personas tan buenas deberían ganar el cielo. Es decir, ¿como alguien tan bueno puede ser condenado por un Dios justo y misericordioso?.
Sin embargo veamos lo expresado en la Confesión Belga Art. 15:
"Creemos, que por la desobediencia de Adán el pecado original se.ha extendido a toda la raza humana; el cual es una depravación de toda la naturaleza y un defecto hereditario, con los que aun los niños pequeños son contaminados en el seno de sus madres, y que producen en el hombre toda clase de pecados, estando en él como una raíz de estos últimos; y por eso, el pecado original es tan repugnante y abominado para Dios, que es suficiente para condenar a la generación humana..."El pecado, ha separado al hombre de Dios. Y por lo tanto todo bien que el hombre no regenerado realice no es "el verdadero bien". Para entenderlo mejor veamos lo que dice el catecismo de Heidelberg:
"¿Cuales son las obras buenas?" hay tres elementos indispensables para que las obras sean verdaderamente buenas: fe verdadera, conformidad con la Ley de Dios y motivación adecuada. Por otra parte una obra relativamente buena en lo exterior quizá puede parecer buena y sin embargo puede no haber nacido de verdadera fe ni ser para la gloria de Dios, Los no cristianos, aun siendo totalmente depravados pueden realizar obras relativamente buenas.En conclusión podríamos decir:
La depravación total significa que el hombre natural nunca puede hacer ningún bien que sea fundamentalmente agradable a Dios, y, de hecho, hace siempre el mal. Este es el testimonio diáfano de la Escritura.