Hoy en día muchas personas escuchan el Evangelio de Jesucristo, pero son muy pocos los que quieren venir a Cristo.
Ahora, reflexionemos en algunas razones por las que los hombres no quieren venir a Cristo:
1. Porque ningún hombre por naturaleza considera que necesita a Cristo.
Algunos piensan: "pues yo no necesito a Cristo, vivo una vida tranquila, no le hago nada malo a nadie, vivo bien con mi familia, no tengo ningún tipo de vicio". El hombre considera que no necesita a Cristo; considera que está vestido con sus ropas de justicia propia, que está bien vestido, que no está desnudo, que no necesita que la sangre de Cristo lo lave, que no está rojo ni negro, y que no necesita que ninguna gracia lo purifique.
La Biblia dice:
"y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas" (Isaías 64:6).
Nuestra propia justicia, está tan lejos de Dios, es una justicia torcida, manchada por el pecado y la maldad.
2. A los hombres no les gusta la manera en que Cristo los salva.
Alguien dice: "No me gusta porque Él me hace santo; no puedo beber o jurar si Él me ha salvado." Otro afirma: "Requiere de mí que sea tan preciso y puritano, y a mí me gusta tener mayor libertad."
No quieren venir a Él porque aman y desean vivir en su pecado, aunque esté les dañe y los lleve a la condenación. No soportan la idea de que su "vivir es Cristo y morir es ganancia". Les sucede como la esposa de Lot, quien miró hacia atrás donde su corazón estaba, en la ciudad del pecado.
3. Porque los hombres desestiman la gracia de Dios.
Algunos dicen: "¿Como puede ser que por solamente creer en Jesucristo seré salvo?, necesito hacer algo, es más debería hacer algo para merecer ser digno delante de Dios". La gracia no les parece suficiente, no conciben el hecho de que Dios los salve, sí no que tienen que hacer algo. Es una muestra de orgullo, del mas condensado pecado.
La Biblia dice: "Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más." (Isaías 45:22).
Mira al Cordero de Dios, quien limpia el pecado del mundo, confía en Su sacrificio