I.
Nuestros primeros padres, seducidos por la sutileza y tentación de Satanás,
pecaron al comer
del fruto prohibido. (1) Quiso Dios, conforme a su sabio y santo
propósito, permitir este pecado
habiendo propuesto ordenarlo para su propia
gloria. (2)
1. Génesis 3:13; 2 Corintios 11:3.
2. Romanos 11:32.
II. Por
este pecado cayeron de su rectitud original y perdieron la comunión con Dios, (1) y por
tanto quedaron muertos
en el pecado, (2) y totalmente corrompidos en
todas las facultades y
partes del alma y del cuerpo. (3)
1. Génesis 3:6-8; Eclesiastés 7:29; Romanos 3:23.
2. Génesis 2:17; Efesios 2:1.
3. Tito 1:15; Génesis 6:5; Jeremías 17:9; Romanos 3:10-18.
-Confesión de Fe de Westminster