Partiendo del hecho innegable que la Escritura es inspirada por Dios, Thomas Watson escribe:
"Que la inspiración divina de las Escrituras condena a los entusiastas quienes, pretendiendo tener el Espíritu, dejan a un lado la Biblia entera y dicen que la Escritura es letra muerta y que ellos viven por encima de esta.
¡Que atrevimiento el suyo!
[...]
El Espíritu de Dios actúa según ciertos principios, obra en la Palabra y por medio de ella, y el que pretenda tener una nueva revelación por encima de la Palabra o contraria a la misma, está abusando tanto de sí mismo como del Espíritu, y está tomando prestada su luz de aquel que "se disfraza como ángel de luz" (2 Co. 11:14)
Extraído de "Tratado de teología", Thomas Watson.