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Hace un par de días he estado leyendo un poco acerca del software bíblico llamado Logos (puedes encontrar más información en https://www.logos.com/es ) y vaya que es un software muy interesante. Tiene muchas herramientas como diccionarios, libros que abordan diferentes temas, versiones de las Escrituras como la Traducción Libre al Lenguaje Actual, análisis del griego, etc. 

Por lo que he leído podría decir que es uno -sino el mejor-software bíblico. Por ahora, yo me conformo con E-sword (puedes encontrar más información en www.esword-espanol.blogspot.com/ ) el cual es buen software bíblico también. 

Cuan maravilloso ha sido Dios con Su pueblo que ha permitido que estas herramientas lleguen a nuestras manos, quizá no te interesen los software bíblicos, posiblemente te interesan más los libros (concordancias, comentarios, diccionarios bíblicos, libros de diferentes temas) sin embargo hay cosas que los programas o libros bíblicos no pueden hacer y quiero mencionar algunas:

Generar disciplina: Así como lo lees, ningún software o libro bíblico puede hacer que tu seas disciplinado con tus lecturas diarias de la Escritura, con la memorización de texto bíblicos o con tus oraciones privadas. Solamente con la ayuda de Dios y tu compromiso, puedes alcanzar disciplina en tus actividades espirituales.

Vivir sabiamente: ¡Gracias a Dios, por los libros y software bíblicos!  pero déjame decirte que aunque los leas o utilices mucho, sí eres un lector olvidadizo, tu vida no producirá fruto. Nuestra lectura debe  no solo llenarnos de conocimiento sino llevarnos a una vida que produzca fruto para la gloria de Dios. Vive lo que lees o estudias, con la ayuda de Dios. 

Justificarte delante de Dios: Por ser un buen lector o estudiante de la Biblia, no podemos considerar que somos mejores que otros, o que somos menos pecadores. El estudio o la lectura son necesarios pero no son ninguna obra meritoria de gracia delante de los ojos de Dios, toda la gracia, paz y perdón vienen a través de Jesucristo. 

Sin duda que los recursos bíblicos con los cuales podemos contar en estos días son de mucha edificación si (y ese si, es condicional) tenemos un corazón contrito y humillado delante del Señor, de tal modo que nos alegremos de estudiar las Escrituras con disciplina produciendo así una vida que refleje la gracia del Señor para gloria de Dios y por medio de Jesucristo.



Estudiemos las Escrituras, hagamos uso de esas hermosas herramientas, pero no olvidemos que Dios no mira solamente la apariencia sino el corazón.

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