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A medida pasan los años, vemos el surgimiento de nuevas sectas y grupos que proclaman tener la verdad de Dios. Pero no solamente esto, sino que vemos el aparecimiento de maestros y predicadores, que se autoproclaman como “ungidos” de Dios para anunciar o revelar la palabra del Señor.

Cuando les oímos predicar o enseñar, nos damos cuenta que sus argumentos están muy lejos de las Sagradas Escrituras, de hecho, sus enseñanzas son una mezcla de pensamientos bíblicos con paganismo.

La sana doctrina ya no es suficiente para estos maestros, los cuales proclamándose ser sabios se han vuelto necios. El Evangelio se ha vuelto un trampolín para ser famosos, aplaudidos o reconocidos, y el coste de todo esto es tergiversar el mensaje que Dios ha revelado en Su palabra.

Ante tal situación ¿Cómo protegernos de la falsa enseñanza?

.              Estudiar con devoción la palabra del Señor: Dios ha dicho que “el pueblo perece por falta de conocimiento”, lo cual es muy cierto. Si nosotros no leemos o estudiamos las Escrituras, seremos víctimas de la falsa enseñanza.

“El éxito de las sectas es un buen ejemplo del poder que le damos a grupos aberrantes cuando nos falta conocimiento bíblico, cuando los líderes no enseñan la Biblia, cuando los cristianos no la leen. La mayoría de las barbaridades que enseñan las sectas son distorsiones obvias y contradicciones muy claras del texto bíblico. Solo pueden ser aceptadas por los que no conocen el mensaje de las escrituras.” – Rob Haskell
2. Pedir sabiduría a Dios: La sabiduría es algo que Dios está dispuesto a dar sin reproche. Pidamos continuamente sabiduría para que podamos vivir de manera piadosa delante de Él y de los hombres. La sabiduría dada por Dios puede auxiliarnos para discernir lo falso.

3. Consultar libros escritos por maestros o predicadores piadosos: Dios ha dado a su Iglesia, muchos buenos maestros (no significa que sean perfectos) los cuales han sido de edificación con sus sermones o escritos. Leer tales libros o sermones pueden ayudarnos a tener una idea histórica y piadosa de muchos asuntos teológicos. 

4. Orar para que -si es la voluntad de Dios- estos falsos maestros vengan al arrepentimiento: No podemos tolerar las falsas enseñanzas pero podemos pedir al Señor para que estos hombres y mujeres (si es la voluntad de Dios) puedan arrepentirse de sus falsas enseñanzas.


Solamente el Señor y Su palabra pueden auxiliarnos en esta faena, la cual no fue desconocida para los primeros cristianos, ellos tuvieron que luchar con el gnosticismo de aquel entonces. Hoy nosotros debemos luchar y protegernos no solamente del gnosticismo, sino de todo argumento que menoscabe la gloria de Dios.

Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor (Efesios 6:10)

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