Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
Hebreos 4:13
De pequeño y gracias a las historias de ficción, mas de alguno quiso tener visión de rayos láser, super visión o tener la capacidad de ver los pensamientos de los demás . Pero cuanto alivio podemos tener, al saber que dichos "superpoderes" solamente pertenecen a la ciencia ficción.
Dios nos mira
Es increíble pensar que el Creador del universo, nos observa y no como una masa, sino como individuos. Nos conoce por nombres, conoce cada dato específico respecto a nosotros, conoce cada pensamiento por vago o fijos que sean, conoce nuestros anhelos.Cabe mencionar que cuando digo que Dios nos mira, no significa que literalmente Dios tenga ojos (Juan 4:24), es mas bien un antropomorfismo, para comunicarnos una asombrosa verdad: Dios está al cuidado de su creación.
Dios nos esta mirando ¿qué debemos hacer?
Cuando quieres impresionar a alguien, tiendes a tener cuidado de verte bien, cuidas o mejoras tus modales, tratas de agradarle y causar una buena impresión. Aunque tu corazón no este en lo que estás haciendo.Con Dios, no funcionan esos trucos, no podemos impresionarlo o enamorarlo -si me permiten usar esa palabra- haciendo esto o aquello. ¡No!. La única obra perfecta y agradable fue la de Cristo en el Calvario. Sin embargo, como creyentes en Cristo Jesús y su obra perfecta, debemos vivir de manera que agrademos a Dios.
Pero debemos recordar que Dios no solamente mira la forma, sino también el fondo. Dios mira lo que hacemos y cual es la actitud en nuestros corazones.
Saber que Dios me mira, me consuela y me desafía
Por último, recordemos que saber y reconocer que Dios nos mira es un consuelo ya que Él mira nuestro dolor, nuestros sufrimientos y persecuciones. Y no se limita solamente a mirar, sino que Él nos ayuda.Pero así como mira nuestro dolor, mira nuestro pecado, las obras que hacemos cuando "supuestamente" nadie nos está observando. Él mira y se contrista y no solo eso, sino que la comunión se rompe hasta que venimos ante Él, en verdadero arrepentimiento.