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La mayoría de nosotros hemos escuchado la palabra “apóstol”. De hecho, actualmente existen muchos hombres y mujeres que se denominan a sí mismos como “apóstoles”. En el más bizarro de los casos, existe cierto individuo que se denomina a sí mismo como el “apóstol de apóstoles”

Para entender mejor todo esto, es necesario conocer cuál fue el uso de la palabra apóstol en el Nuevo Testamento, hacer esto nos permitirá definir una línea entre lo bíblico y lo anti bíblico.

El uso de la palabra “apóstol”.

En el Nuevo Testamento, la palabra “apóstol” se usaba en tres sentidos.

En un sentido general no-técnico, se refería a un mensajero o emisario, quién era comisionado por alguien para una tarea específica.

Ejemplos:
Epafrodito ( Fil. 2:25)
Tito y otros (2 Cor. 8:23)

En un sentido semi-técnico
, se usaba para hablar de un cristiano con una comisión particular o permanente de Cristo o la iglesia local.

Ejemplos:
Andrónico y Junias (Rom. 16:7)
Jacobo, hermano de Jesús (1 Cor. 15:7; Gal. 1:19)

En un sentido técnico, se trata de los Doce (Mat. 10:2; 1 Cor. 15:5,7) y Pablo (1 Cor. 9:1; 15:9) quienes fueron comisionados directamente por Cristo para un liderazgo permanente y distintivo de la Iglesia.

Como vemos, la palabra “apóstol” tenía tres usos, según el contexto.


Y ¿hoy en día existen apóstoles?

En un sentido técnico, ya no existen apóstoles. Los que a menudo vemos en la televisión, con sus grandes cruzadas o campañas, y que se jactan de una u otra forma de haber sido comisionados por Cristo en una visión, para ser apóstoles, no son más que personajes de ficción. ¿Cómo podemos estar seguros de eso? Por sus enseñanzas, las cuales rayan en lo esotérico.

Estos “nuevos apóstoles” forman parte de lo que se conoce “la nueva reforma apostólica y profética” que proviene, nada más y nada menos que del movimiento de la palabra de fe. Y tal movimiento, se caracteriza por sus principios heréticos.

En un sentido no técnico o semi-tecnico, podríamos hablar de que todo creyente ha sido comisionado a llevar el mensaje de las buenas nuevas a cualquier lugar. Sin embargo, la historia de la iglesia, nos muestra que Dios, en Su soberana y perfecta voluntad, comisiona a ciertos hombres para que rindan totalmente sus vidas, tiempo y recursos, a la Gran Comisión (un buen ejemplo, Hudson Taylor, misionero a China). A estos hermanos, se les ha dado el distintivo de misioneros.

Damos gracias a Dios, que nos permite haber oído el Evangelio y por llamarnos a llevar éste mensaje a muchas más personas, para que Su nombre sea glorificado.

Libros de referencia:

Guía Exegetica para el griego del N.T.
Nuevo Testamento Interlineal, Lacueva.

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