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Los diez mandamientos son muy conocidos pero raramente valorados por los cristianos. Los observamos de lejos y les llamamos "antiguos", "la ley" o "lo que se debía hacer antes". ¿Será que la ley moral (los diez mandamientos) son cosa del pasado? ¿Qué relevancia tienen actualmente?

Thomas Watson, escribe:
"¿Qué utilidad tiene la ley moral para nosotros?
Es un espejo que nos muestra nuestros pecados para que, viendo nuestra impureza y desgracia, nos sintamos obligados a acudir a Cristo para satisfacer nuestra culpa pasada y salvarnos de la ira venidera." [1]

Elyse M. Fitzpatrick, menciona algunos usos de la ley moral:

a) La ley nos ayuda como un tutor.
b) La ley me humilla y acaba con mi justicia propia.
c) La ley me enseña a cuán agradecido debo ser porque Cristo guardó la ley.
d) La ley se convierte en el estándar de justicia que debo obedecer en gratitud. [2]

Ciertamente, nadie puede guardar la ley moral a la perfección, ni tampoco nadie podría ser salvo por guardar la ley. Pero, -y qué gran consuelo- Cristo guardó la ley perfectamente. La ley ya no nos condena, porque la justicia de Cristo nos ha sido dada por gracia (Romanos 5:1; Gálatas 3:13). Nuestra justificación "está segura en la perfecta obediencia de Cristo". Sin embargo, la gracia que opera en nuestros corazones nos hace desear ser santos, es decir " celoso de buenas obras." (Tito 2:14) y los diez mandamientos se convierten en una guía para vivir una vida piadosa que glorifica al Señor.


[1] Los diez mandamientos, Thomas Watson
[2] Idols of Heart, Elyse M. Fitzpatrick

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