Post Page Advertisement [Top]


A menudo nos encontraremos en situaciones en las cuáles algunas preguntas saltarán a nuestra cabeza ¿por qué peco? ¿por qué hago lo que está en contra de Dios? ¿si soy cristiano por que hice eso que está mal?

Antes de todo, déjame decirte que a mi me ha pasado, no estás solo en esta situación, y aparte de acompañarte en tu lucha, quiero mostrarte que así como el problema es grave, la solución es eficaz. 

El pecado, de ningún modo puede ser amigo del cristiano genuino. De hecho, las Escrituras nos dicen en repetidas ocasiones que debemos alejarnos, hacer morir, huir, resistir ante el pecado. El pecado, únicamente produce destrucción.

Porque la paga del pecado es muerte (Rom 6:23)
Pero ¿qué es el pecado?
"El pecado es la transgresión de una ley, sí de una buena ley, la ley de Dios. El pecado presupone que hay una ley, “porque donde no hay ley, tampoco hay transgresión” (Romanos 4.15). Pero donde hay pecado, hay una ley, y una transgresión de la ley. Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley" [1]

Pecar es ir contra Dios, pero aún no respondemos nuestra pregunta ¿por qué peco?

Aquí va la respuesta a nuestra pregunta, posiblemente no estarás totalmente convencido, pero es lo que la Biblia nos enseña. Quizás esperabas una respuesta más profunda o curiosa, pero la verdad es que pecamos porque desobedecemos.

Si mi estimados hermanos, la desobediencia que se origina en ese remanente del viejo hombre que está en nosotros, es la causa de que en ocasiones cedamos a nuestro pecado. Por ejemplo,  tu conoces el mandamiento de "No matarás" pero aún así te enojas en sobremanera con tu prójimo a punto de referirte a él o ella con adjetivos denigrantes. ¿Dónde se originó eso? En la desobediencia al mandamiento.

Y las consecuencias de nuestra desobediencia son graves, veamos:

1. Nuestra comunión con Dios se vuelve inestable
Si decimos que tenemos comunión con El, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad (1 Juan 1:6)

2. La paz se ve obstaculizada. La inquietud es a menudo el resultado de desobediencia. Un cristiano que no vive para Dios no tendrá la misma paz mental que un creyente obediente.

3. El gozo de la salvación se desvanece (Sal 51:12). Cuando un creyente peca, él comenzará a perder el gozo de las disciplinas espirituales como, asistir a la iglesia, leer la Biblia, orar y otras actividades cristianas.

Como podrás ver, las consecuencias son muy tristes. Pero esto se vuelve aún más grave cuando el creyente no confronta su desobediencia y se refugia y justifica a sí mismo en una actitud religiosa.  

En el próximo post, veremos que podemos hacer los cristianos ante el pecado.


[1] La pecaminosidad del pecado, Ralph Venning

Bottom Ad [Post Page]

| Rediseñado por Kenson González|Template tomada de Colorlib