Séneca dijo sobre la ira: "La ira, si no es refrenada, es frecuentemente más dañina para nosotros que la injuria que la provoca." Hay mucha razón en esto, la ira en su máximo esplendor ha llevado a los hombres a cometer locuras con consecuencias terribles.
"Desde la época de Gregorio el Grande, la ira se ha enumerado entre los siete vicios capitales (mejor conocido como los siete pecados capitales); sin embargo, Tomás de Aquino, cuya explicación de los siete pecados capitales generalmente se considera exhaustiva, permite que aunque la ira conlleva la posibilidad de causar un daño mortal no siempre es un pecado, ya que la ira es una de las pasiones con las que se crean las personas, y por lo tanto no es fundamentalmente malvado. Por lo tanto, Tomás permite la posibilidad de una ira justa, debidamente restringida por la razón correcta, que dice que es digna de elogio. Respecto a esto, llega a citar la afirmación de Crisóstomo de que, en determinadas circunstancias, el hecho de no enojarse es un pecado (ST II-I, qq 46-48)."[1]
Las Escrituras con mucha frecuencia nos hablan sobre la ira, veamos algunas citas:
El hombre iracundo promueve contiendas; mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla.(Proverbios 15:18)
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; (Santiago 1:19)
El apóstol Pablo, enlista la ira como una obra de la carne, la cual debemos hacer morir día a día (Gálatas 5:20; Efesios 4:31). Por lo cual podemos decir que el cristiano no debe en ningún sentido ser iracundo, o lleno de ira, sino lleno de la paz y de la gracia del Señor para tratar a su prójimo. Hay muchos asuntos que con justa razón tal como decia Aquino, nos harán airarnos pero recordemos el consejo apostólico: airaos pero no pequéis.
Es la ira desbordada y permanente, la que no es conforme al carácter cristiano. La ira es potencialmente un impedimento para la vida cristiana fiel; es contrario a la virtud del amor (1 Co. 13: 5), subvierte el discipulado fiel (Efesios 4: 25-26, 31-32, Col. 3: 7-9, Sant 1: 19-21) y divide a la comunidad y vuelve ineficaz su testimonio del evangelio (2 Corintios 12: 19-21).
Cuidado con la ira, cuidado con nuestras emociones.
[1] Dictionary of Scripture and Ethics por Joel B. Green