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La Biblia nos enseña desde el principio que Satanás utiliza el engaño como una herramienta efectiva en contra del ser humano. Un ejemplo de ello es la manera sutil de engañar a Eva en el jardín del Edén (Gen. 3:4-5). Satanás mezcla la mentira con la verdad produciendo así argumentos seductores y altamente mortíferos.

¿Qué relación tienen los textos fuera de contexto con Satanás?

La respuesta podemos encontrarla en el relato de la tentación de Jesús:

“Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Pero El respondiendo, dijo: Escrito está: "NO SOLO DE PAN VIVIRÁ EL HOMBRE, SINO DE TODA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS." (Mat. 4:3-4)”
Satanás estaba probando a Jesús, su objetivo era que el Señor desobedeciera al propósito de Su Padre. Sin embargo, Jesús cita las Escrituras para contrarrestar y derrotar los argumentos de Satanás.

Pero en la segunda tentación, Satanás hace lo mismo que Jesús:

y le dijo: Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo, pues escrito está:
"A SUS ANGELES TE ENCOMENDARA", y: "EN LAS MANOS TE LLEVARAN, NO SEA QUE TU PIE TROPIECE EN PIEDRA." (Mat. 4:6)

Satanás apela a la autoridad del texto bíblico, en este caso a unas palabras escritas en un salmo:

“Pues El dará órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te guarden en todos tus caminos.
En sus manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra.” (Sal. 91:11-12)

El enemigo cita las Escrituras para apoyar su punto de vista. Tuerce el sentido del texto para que éste sirva a sus propósitos.


Esto nos lleva a pensar en la inmensa cantidad de sectas y falsos maestros que utilizan la Biblia para engañar a las personas. Tergiversan los textos bíblicos para respaldar sus fechorías o intereses. Es primordial para los creyentes estudiar las Escrituras para no ser engañados:

"Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe."(Mt. 24:4)
"Mirad que nadie os haga cautivos por medio de su filosofía y vanas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no según Cristo." (Col 2:8)
Es más, aquellos que predican deben tener en mente en no torcer el sentido de los textos bíblicos, porque al hacerlo sin duda que nuestra predicación será desagradable ante Dios aunque miles de personas nos aplaudan.

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad. (2 Tim. 2:15)






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