Entraron en Capernaúm; y enseguida, en el día de reposo entrando Jesús en la sinagoga comenzó a enseñar. Y se admiraban de su enseñanza; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Y he aquí estaba en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu inmundo, el cual comenzó a gritar, diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios. Jesús lo reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! Entonces el espíritu inmundo, causándole convulsiones, gritó a gran voz y salió de él. Y todos se asombraron de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¡Una enseñanza nueva con autoridad! El manda aun a los espíritus inmundos y le obedecen. Y enseguida su fama se extendió por todas partes, por toda la región alrededor de Galilea. (Marcos 1:21-28 LBLA)
Anteriormente, consideramos el encuentro entre Jesús y el hombre del espíritu inmundo, veíamos cuál fue la reacción del espíritu al encontrarse con Jesús. Ciertamente, fue un momento trascendental para los que se encontraban reunidos en la sinagoga.
La reacción de las personas, fue de asombro, de tal forma que evaluaban entre ellos aquel suceso ocurrido. ¿De que se trata esto? ¿Qué es esto que acabamos de ver? Para nosotros los lectores, esta evaluación tiene una respuesta, ya que el evangelista nos ha dicho previamente quien es Jesús (Marcos 1:1, 7-8, 11), sin embargo las personas en la sinagoga, los discípulos, los escribas, etc., no tenía conocimiento de quien era Jesús.
C. S. Mann, respecto a la palabra asombrados, comenta: "El verbo ekplēssomai es muy fuerte; Se encuentra en los autores clásicos y a veces en la LXX para expresar un profundo asombro." [1]
La enseñanza de Jesús, mediante aquel encuentro con el hombre del espíritu inmundo "contrastaba marcadamente con los escribas, quienes habían sido instruidos en la ley escrita y su interpretación oral. Su conocimiento se derivaba de la tradición de los escribas, de modo que simplemente citaban los dichos de sus predecesores." [2]
De modo que había cierta abrumación y muchas preguntas en aquella reunión. Nunca había sucedido algo como eso. Reconocieron que Jesús, tenía una autoridad diferente a cualquier otra. Esta autoridad venía directamente de Dios.
"Primeramente, se maravillaron por la autoridad con la que enseñaba (1:22) y, ahora, se admiran de la autoridad que despliega al doblegar incluso a los demonios, lo cual evidencia que no estaban acostumbrados a ver exorcismos y, menos aun, en la manera en la que Jesús lo realiza. Además, por encima de las cuestiones relativas a la enseñanza y poder sobre los demonios, el debate o discusión (suzetéo) de la gente es acerca de quién es Jesús. El reino se acerca en su ministerio, de lo cual da muestra su enseñanza y exorcismo." [3]
Esta autoridad y esta enseñanza mostrada por Jesús, forma parte de lo que el anunciaría durante su ministerio: El reino de Dios ya está aquí
[1] Mann, C. S., Mark: A new translation with introduction and commentary.
[2]Walvoord, J. F., & Zuck, R. B. (Eds.). (1995). El conocimiento bíblico, un comentario expositivo: Nuevo Testamento, tomo 1: San Mateo, San Marcos, San Lucas (p. 135). Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C.
[3]Poe, J. T., Zorzoli, R. O., & Martínez L., M. (Eds.). (2012). Comentario Bíblico Mundo Hispano Tomo 15: Marcos (p. 38). El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano.